miércoles, 24 de febrero de 2010

y de mayor voy a ser... ¡pintora!

Eso pensó mamá cuando nos pusimos a pintar el castillo que me regalaron por mi cumple. Y es que, por todos es sabido que a los papás les encanta cuando dejamos entrever nuestra vena artística, por pequeña que ésta sea. Así que nada, cogimos las queregüelas, los pinceles y nos pusimos a pintar. La verdad es que "la pasamos muy rica"; tanto pinté que dejé el pincel sin pelitos...

Mamá estaba muy contenta por la tarde tan agradable que habíamos pasado hasta que descubrió que lo que en realidad iba a ser cuando fuera mayor era pintora, sí, pero... ¡de brocha gorda!... y es que, aprovechando que mamá se puso a hacer la cena, me dediqué a pintar por donde no debía, oseasé, pared, sofá (menos mal que tenía la funda puesta, que si no...), mi cocinita y televisión. Lo más gracioso es que mamá no se dio cuenta de lo de la tele hasta el día siguiente, cuando se tumbó un ratito en el sofá a dormir la siesta. Suerte que yo estaba en la guarde...

Por cierto, lo de la pared fue todo un drama (la que me montó): tanto tuvo que frotar para eliminar el fucsia, que acabó con el gotelé, dejó la pared lisita, lisita... mamá dice que siempre quiso quitar el gotelé, pero... ¡¡¡no así!!!

sol, solecito...

Estoy harta. Pero, ¿habéis visto qué días, que no para de llover?. Y no sólo la lluvia, es que hace un frío que pela, vamos... que yo estoy acostumbrada a salir todos los días a dar un paseito o al parque, y llevamos un inviernito que vamos, hay días que ni salir podemos. Esta tarde, cuando mamá ha ido a buscarme a la guarde, no es que lloviera, no... es que diluviaba y claro, aunque me imaginaba lo que me iba a decir, en cuanto la he visto, le he propuesto plan: parque, paseito... "pero Alejandra, cariño, ¿no ves cómo llueve y el frío que hace?; no gordi, nos vamos a casa". Aunque sabía la respuesta, no he podido evitar ir toooodo el rato martilleando a mamá: "yo no quiero ir a casa... vamo al paaque... vamo a ver a Javier... yo no quiero ir a casa... vamo a decile al sol que salga y seque el suelo y que no llueva y que seque el paaque... sol, solecito, asómate un poquito (esto lo hemos cantado en el cole; que mamá cree que las profes están tan desesperadas por no poder sacarnos al patio a desfogarnos, que hacen lo imposible por que deje de llover)"
Así que nada, nos hemos ido a casa. Aaaaaaaaayyy, qué jartura...

Menos mal que cuando ha venido papá el cielo nos ha dado una pequeña tregua y hemos podido ir a comprar el pan, que si no...

martes, 23 de febrero de 2010

pero... qué guapos que estamos

Si es que Rodrigo se parece a Bardem... ayy, omá, qué rico...

Ya tengo palo

Desde que fuimos a ver el partido de unihockey con Manuel, supe que ése era mi deporte. Bueno, tampoco hay que exagerar... supongo que, como soy un niño, es normal que quiera imitar y tener todo lo que veo, ¿no?. El caso es que fue ver el partido y querer tener un palo (pelotas ya tengo, me las regaló Manuel); eso sí, uno de mi tamaño. Pues nada, sólo he tenido que esperar un par de semanitas y... ¡ya lo tengo!... Se llama Piñaña (es que tiene un pez con dientes dibujado), es verde y Manuel ya me ha dado una clase magistral. Por cierto, dice que se me da muy bien.
¡¡¡Estoy muy contenta!!!

Sólo espero que deje de llover un rato y que podamos bajar al parque cada uno con nuestro palo para practicar un poquito, que Jarka y Manuel me lo han prometido.
Luego mamá aprovechó la euforia colectiva que nos embargaba a todos e hizo unas fotitos de las suyas: ahooora... riendo; ahooora... sacando la lengua; ahooora... haciendo chinitos; ahooora... haciendo el pez; ahooora... llorando (en ésta me fui, upss);...

¿A que estoy mona?

Y es que estábamos el domingo en casita, en pijama y sin muchas perspectivas de salir (la lluvia y el frío, otra vez... ¡y van muchas!), cuando va papá y me dice: "Venga, Alejandra, vamos a quitar el pijama; ve a tu cuarto y elige la ropa." Vamos, ¡qué subidón!, pero... ¿desde cuándo puedo decidir qué me pongo?
Así que, antes de que se arrepintiera, fui corriendo a mi armario y me puse manos a la obra.
Éste es el resultado:

Por cierto, a mamá casi le da un pasmo (¿¿¿camiseta de verano, pantalón azul de terciopelito, zapatos negros y distintos tonos de rosa???). Papá se partía de risa...

lunes, 8 de febrero de 2010

¿De verdad que éste es mi cuarto?

Y es que fue llegar Marcos a casa y la empezamos a liar. Sacamos toooooodos los juguetes, toooooodos los libros y cuadernos, toooooodas las pinturas,... Lo pasamos genial, qué euforia nos embargaba, no os podéis ni imaginar...

Lo peor fue cuando nos mandaron recoger y sobre todo, cuando nos mandaron limpiar tooooodo lo que habíamos pintado con los lápices, osaesé: suelo, mesa, sillas y pared... sí, es que se me habia olvidado comentar un pequeño detalle: desde hace unos días me ha dado por pintar las paredes, mesas, suelo y demás superficies susceptibles de ser pintadas. Aunque sé que no puedo hacerlo, siento algo así como una fuerza interior que me hipnotiza y me impulsa a hacerlo... ufff, es algo muy fuerte... Bueno, el caso es que acabamos limpiando de lo lindo...

Ahh, Marcos ya no viene sólo, viene con su hermanita Paula, que, como podéis ver, es prezozia. Mamá dice que es porque se parece a Paloma o, al menos, porque no se parece a Santi... pero... ¡qué mala es! ;D

¿Cómo hacer para casi ganar al juego de la silla...

... si no has jugado nunca y no tienes ni idea de qué va?
Pues nada más fácil: sólo tienes que quedarte sentado, poner cara de no haber roto un plato en tu vida y no moverte (para que nadie se dé cuenta).

Quedé entre los cuatro últimos; un poco más y gano.

sábado, 6 de febrero de 2010

Días "completitos"

Y es que siempre nos pasa lo mismo; aunque nos propongamos pasar los días lo más tranquilitos posibles, al final "nos salen" planes de todas partes y no paramos. Ayer, sin ir más lejos, fue un día de lo más emocionante. Fui al cole, como todos los días, pero no fue un día normal, no. Y es que mamá fue a pasar la mañana con nosotros, con toda mi clase... ¡con todos mis amigos!. Yo estaba supernerviosa y por la mañana le recordé a mamá lo que tenía que hacer para que todo saliera perfecto: "mamá... tú entras y... por el pasillo vas a la clase y dices hola a los amigos". Cada uno de nosotros hizo un avión con ella, luego lo montábamos, le poníamos las alas y lo pintábamos con Micaela. Al final mamá envolvió todos los aviones (monísimos, por cierto; en papel celofán y con una cinta de colores de la que colgaba nuestra inicial-ni más ni menos que 19, ¡toma ya!) y cada uno se llevó el suyo a casa. El resto del día estuve eufórica perdida y es que... ¡mi mamá había estado allí con todos los amigos!

Por la tarde, piscina como todos los viernes y al salir nos fuimos a El Escorial a ver a Mamuel. Él llevaba allí casi toda la semana, porque se está celebrando la clasificación para el próximo mundial de unihockey (es un deporte parecido al hockey sobre patines) y él arbitra algunos partidos (todo esto me lo ha contado mamá, claro). Bueno, el caso es que estuvimos viendo cómo jugaba la selección española... buahh, lo pasé genial: aplaudí como una loca, bailé un montón al son de la música que sonaba, medesgañité cantando "a por ellos, oéé... a por ellos, oééé...", me inflé de palomitas, y sobre todo, estuve con Mamuel... ¿qué más puedo pedir?


Por cierto, para los que piensan que los niños no nos enteramos de nada, sólo os diré que al día siguiente le solté a mamá una charla sobre unihockey, que la dejó impresionadísima a la vez que alucinada. ¡Ah!... y España perdió, no hay mundial (snif, snif)
Bueno, eso fue ayer viernes. Hoy, el día no ha sido menos intenso, no creáis. Aunque me he levantado a las 11:30 (!!), el día me ha dado para hacer muchas cosas. Hemos estado de recaditos toda la mañana, luego comida en casita, peli (hoy no ha habido siesta; claro, levantándome a esas horas...) y hala, al cumpleaños de Javier (fue ayer, pero lo celebraba hoy)... buah, merienda, piscina de bolas, juego de las sillas, piñata, tarta,... ha habido de todo. Lo he pasado muy bien con Martín (por cierto, ¡cómo come!; igualito que yo, amos), Javi y el resto de niños.


Bueno, al final, aunque les costó lo suyo, papá y mamá consiguieron sacarme de allí (fuimos los últimos en irnos) y hala, a casita a descansar porque me han dicho que mañana tenemos otro día completito. ¡Ya os contaré!