lunes, 20 de septiembre de 2010

Y por fin salió Lucía

Y es que ya estaba yo un poco preocupada, porque tanto ver a Japi con ese barrigón y tanto esperar y preguntar a mamá cuándo iba a salir Lucía... Y es que claro, este embarazo me ha planteado muchas dudas que mamá ha ido resolviendo pacientemente (digo esto porque suelo preguntar las cosas ¿20 ó 30? veces y eso exige 20 ó 30 respuestas -siempre la misma respuesta, claro, que si no me descoloco y empiezan los problemas...-). Que si cuándo va a salir (ésta ha sido la pregunta estrella del mes de septiembre), que si por dónde va a salir (... pero si por ahí sale el piiiiiiissssss... flipadita me quedé), que si ¿cuando saliera naciera? o si... ¿cuando nace saliera? (que no, Alejandra, que cuando salga es que ha nacido y viceversa, que en este caso es lo mismo)... uff... creo que esto es demasiado complicado para mí.
Pues nada, ayer, por fin, nació Lucía y... como consecuencia, salió, o... ¿salió y como consecuencia, nació?... ji, ji, ji!

Aún así, tengo que decir que cuando mamá me enseñó la foto en el ordenador, me sentí un poco decepcionada (por no decir mucho), y lo primero que dije fue: "... pero... ¡no es grande!!!!", "Claro que no, acaba de nacer.", "... pero... ¿va a ir en carrito?", "Claro, hasta que crezca."; "... ah...". Mira que mamá me lo había advertido (Alejandra, Lucía, cuando nazca, va a ser un bebé chiquitito), pero yo me había hecho ilusiones de que tuviera 3, como yo (este pequeño detalle sin importancia, como pueden pensar muchos, es para mí fundamental en esta etapa de mi vida).

Bueno, como dice su recién estrenado papá, hoy el mundo es un poquito mejor. A mamá le ha encantado esta reflexión y dice que la va a hacer suya (avisado quedas, Javi).

*Nota: Como todavía no conocemos a Lucía, la foto la hemos "robado" de Incognitosis, la web de su papá, ups...

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Acabé "reventada"

Ayer no paré, para variar. Estuvimos desde por la mañana en casa de Berta, con un plan muy veraniego: piscinuqui, comida hasta reventar y siestecita. Bueno, a decir verdad, yo no comí hasta reventar ni, por supuesto, dormí la siesta; demasiada gente y ambiente animado como para que yo me relaje y me duerma. Pues nada, no paré: no paré en la piscina (con Mamuel dentro del agua, eso es impensable) y no paré durante la siesta, con Mamuel, Berta y Marián tirándome por los aires y trepando por los sillones. Mamá, mientras, intentaba dormir y papá, inteligentemente, había desaparecido con la excusa de que se iba a montar en bici, ja!
Así que nada, después de toda esta actividad y aunque yo lo negaba una y otra vez (nunca admitiré este tipo de cosas...), el cansancio iba haciendo mella en mi cuerpo. Después del baño y la cena, al sofá a tomarme el bibe, que vamos, ya no era ni persona.
Llamé a mamá para que me hiciera mimines (esto siempre lo hago cuando estoy muy cansada o malita; necesito contacto físico para relajarme del todo... es que soy un poco ñoña, ya sabéis...) y mientras me acababa el bibe, me quedé dormida... tan dormida que hasta roncaba y todo, con el bibe en la boca, chupando y con el brazo en alto. Papá y mamá se mondaban de risa.

A los 2 segundos de acabar, me coloqué y a dormir plácidamente...

... con la equipación, por supuesto... que a papá y a mamá no les dio ni tiempo de ponerme el pijama.