miércoles, 16 de diciembre de 2009

Soy un ángel...

A mamá casi le da un pasmo el día que llegué de la guarde con una circular donde nos decían que el día 16 había fiesta de Navidad y, que si queríamos, podíamos ir disfrazados. ¡Dios mío!, era viernes por la tarde y el miércoles necesitaba un disfraz. A todo esto, el martes 15 teníamos que llevar un San José made in casa para el belén de mi clase... ¡aaahhhh!... y mamá en plena recuperación, sin estar al cien por cien. La pobre tuvo que contar hasta diez, respirar hondo y ponerse manos a la obra. Lo primero fue decidir de qué me iba a disfrazar. Una vez desechada la idea de ir vestida de chulapa (me convencieron a la fuerza, todo hay que decirlo...) y teniendo en cuenta que mamá se niega a comprar disfraces ya hechos (no le gustan nada, nada) y que no iba a poner a la abuela otra vez en la tesitura de hazme un traje/disfraz para la niña en dos días, entre todos decidimos que iba a ir disfrazada de ángel. Y es que yo llevaba tres días encantada con haberme reencontrado con NicoÁngel y no lo dejaba ni a sol ni a sombra (que si me descuido me lo vuelven a esconder en las cajas de Navidad hasta el año que viene). También influyó el hecho de que estaba muy relacionado con la Navidad, y que, en principio, la cosa parecía bastante sencilla. De hecho lo fue: una camisa de mamá, unas cuantas estrellas, un cinturón y una diadema, todo made in casa. Lo único que mamá compró fueron las alas, que, por cierto, eran prezozias. Ya el día antes me las probé para ver cómo me quedaban:

Pues nada, un poquito de colorete por aquí, otro poquito de purpurina por allí, los morritos pintados, los rizos colocados y... ¡et voilà!

Pero qué mona que salí de casa, eh?... nada que ver con cómo llegué...

... y es que la vida de un ángel pasando tooodo el día en una guardería, es muy, pero que muy dura.

Por cierto, a mamá todavía le sobraron fuerzas (bueno, más bien no sé de dónde las sacó) para hacer el San José; eso sí, con un par de días de retraso.

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