Y mamá, para variar, se lió. Más bien se dejó liar. Esta vez por su tía Elena, que se empeñó en que le hiciera la tarta de cumpleaños a los primos Álvaro y José María (que cumplían 5 y 4 añitos) nada más enterarse de que mamá había hecho hace unos meses un curso de decoración de tartas. Ni siquiera el hecho de que mamá le insistiera en que nunca había hecho una tarta (tan solo la del día del curso), persuadió a Elena para que cejara en su empeño. El motivo de la tarta estaba claro: Halloween; es lo que tiene el nacer el 25 y el 31 de octubre y el hecho de que cada año que pasa se celebre más esta fiesta importada (de origen celta, por cierto, y no yanqui, como cree la mayoría). A mis primos les va a tocar celebrar su cumple disfrazados de Halloween durante unos cuantos años. Ellos encantados, está claro... y yo más. Somos niños... ¡¡nos encanta disfrazarnos!!
Pues nada, todos liados: mamá con la tarta y la abuela Araceli con el disfraz. Esta vez tocó ir de Madrastra de Blancanieves. Yo quería ir de Blancanieves, pero mamá decidió que, ya que era una fiesta de Halloween, yo debía ir disfrazada de algún personaje algo malvado. Esto no acabo yo de entenderlo, así que he hecho prometer a la abuela (ya sabéis que puedo llegar a ser muy, pero que muy insitente) que luego me hará el disfraz de Blancanieves, que es el que a mí me gusta realmente.
El disfraz quedó I N C R E Í B L E (no esperábamos menos tratándose de la abuela); tenía hasta Espejito Mágico y todo...
¿Y qué decir de la tarta? Pues que también quedó estupenda. ¡¡¡Tuvo muchísimo éxito!!! Mamá se sentía abrumada... y eso que no salió como ella esperaba; estuvo un día y medio preparando una cosa que finalmente no le salió y tuvo que improvisar sobre la marcha, a última hora... vamos, un estrés que ni os imagináis... Bueno, para ser su primera tarta CHISPAS no está nada mal, ¿no?
Bueno, lo más importante es que Álvaro y José María soplaron las velas y que lo pasamos fenomenal.
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