martes, 6 de abril de 2010

¿Pipis o... pipis?

Ayer mamá me estaba peinando tranquilamente por la mañana cuando de repente... un grito: ¡aaahhhh!!!... ¡¡¡un pipi!!!... silencio absoluto... y mamá (con una cara de asco digna de ser vista) peinando, mirando, escrutando... de arriba a abajo, de izquierda a derecha, en diagonal... yo no entendía nada. Ante mi cara de estupor, mamá, con voz solemne, me dice: Alejandra, creo que tienes pipis en el pelo. Toma ya, ahora sí que no entiendo nada: ¿Qué hacen Los Pipis en mi cabeza?; pero... ¡si no caben!. ¿Los Pipis aquí?, le pregunto a mamá señalándome la cabeza. Mamá, dándose cuenta de mi confusión, se encargó de tranquilizarme; No cariño, esos Pipis no:

Éstos son los pipis que tienes:

¡Jo, qué lío!; la verdad es que preferiría tener a Los Pipis de siempre: son más guapos, más simpáticos y me hacen regalos así, sin ser mi cumple ni nada; por no hablar de las chuches, claro... Además, eso de tener bichitos en la cabeza, como que no mola. Al principio no me importó demasiado, hasta me hacía gracia, bichitos en el pelo, ji, ji (mamá estaba alucinada, porque siempre me llama meri melindres, de lo fina que soy); pero luego ninguna: vinagre en la cabeza, aceite de no sé qué, loción antipipis toda la noche, todos los peluches, gorros y demás enseres en cuarentena,... y eso sin contar el peine infernal que me pasa mamá por la noche.
Después de todo esto, sólo espero que en breve demos por finalizada la CRISIS PIOJOSA.

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